Mi experiencia en una cata de vinos en Barcelona

Experiencias sobre las catas de vinos

Una comida sin una bebida es como un matrimonio fracasado, aburrido, insatisfactorio y conduce a una garganta seca y es que una comida con vino, sin embargo, es un asunto intenso y apasionado y eso lo saben las personas que han realizado alguna vez catas de vino de Barcelona con Taca de Ví.

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Mi experiencia en la cata de vinos en Barcelona

Tengo que decir que esa integración de alcohol, acidez, creatividad y expresión de las uvas es algo increíble, que nos lleva de la tierra directo al cielo y es lo máximo cuando se liga con otros sabores, quizás de la vainilla o los tonos frutales para tomar algo diferente.

El tomar vino es un estilo de vida, eso lo aprendí en las catas de vino de Barcelona y lo bueno es que son muchos a nivel mundial los que tienen este gusto por el placer mundanal.

Las claves para disfrutar la cata de vino

No sé mucho de vinos, pero si te puedo decir que de nada sirve el ser presumido o creer estar por encima de los demás. Si la cata de vinos la consideras una competencia de conocimientos, te perderás la esencia de lo que es estar en una sala de cata.

Por supuesto que existe un protocolo, pero eso no debe ser lo primero y principal y es que la idea es disfrutar de los vinos y dejarse llevar por sus sabores. Cada vino te cuenta una historia, algo sobre la cultura y hasta la cocina local, hay que ser todo oídos para conocer esas historias interesantes, yo por ejemplo probé un vino de Abel Mendoza y la verdad que desconocía de el.

Déjate llevar por la curiosidad y mira más allá de la mesa principal

Quizás esa botella escondida en un rincón es la que te dé la sorpresa de la temporada. No importa si se es liberal o conservador, lo que ha sucedido en el partido de futbol, aquí se habla el lenguaje del vino y como tal hay que estar bien concentrados.

Te confieso que mi primera cata de vinos fue en Barcelona, donde mis ojos, lengua y todas las otras sensaciones quedaron muy asombrados. En esta ciudad es fácil escapar por sus calles y sucumbir a la buena comida.

La cata fuera de la ciudad

Pero lo mejor es cuando la cata se realiza en las regiones del vino, donde te quedas prendado por el exuberante paisaje verde y las casas que cuentan sus historias.

En estos lugares el guía te muestra los vastos campos de vid, la cantidad abrumadora de barriles apilados juntos, y las destilerías metálicas que dominan algún castillo. Todo esto hace que te quedes sin aliento, para lo que queda sólo contemplar.

Estas salas de cata son por lo general pequeñas y ves múltiples botellas bien apiñadas en un mismo lugar y con una temperatura propicia para su conservación. La vista se pierde entre olores, sabores y tamaños. Abrir una botella de vino es una experiencia que jamás se olvida en estas regiones de la Cataluña.

Por eso te recomiendo este lugar y te tomes las cosas con calma, beber vino no es beber cerveza, es algo que se hace despacio y se saborea hasta más no poder.

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